"...el pasado no tiene peso en la gravedad del ahora..."

Arturo Meneses Arce: Escritor en ciernes, Poeta varado, Filósofo superado...

miércoles, 9 de febrero de 2011

                         

                                LA ENTRADA AL LABERINTO

                          


Dícese que cuando Teseo recorría el laberinto de Creta no encontraba al minotauro, en su lugar, seguido del hilo dorado, halló una amplia galería de espejos. El jóven ateniense no salía de su perplejidad al verse expuesto a imágen en todos los ángulos posibles, el talante de su apolínea figura lo invitó a desnudarse para seguir contemplándose en mayor detalle. El tiempo fue diluyendo la tenue luz que discurría por la pétrea bóveda que lo acogía; de pronto, las imágenes presentaron distorciones como si el héroe estuviera al desamparo de algún alucinógeno. Resolvió salir del lugar cuando, entre las distorciones, reconoció la figura de su madre, en otra reconoció los años mozos cuando, aventajado en fuerza, abusaba de los lugareños amparado en la estirpe de su sangre; luego, se vió eliminando a perifetes, escirón y procustes. Observó que los espejos retrataban pasajes de su vida como la llegada a Atenas, el asesinato por sus manos de los hijos de Medea, el arribo a Cnoxos, la muerte de Cretenses, el rapto y abandono de Ariadna y la muerte de Egeo por el descuido de las velas. Atónito por las muertes procuradas por él, reconoció que los espejos dilucidaban en su interior y exponían a la verdadera bestia que estaba buscando, el minotauro vivía en Él ...